domingo, 16 de agosto de 2009

OTRO DÍA. POR JORGE ALEJANDRO VEGA


Abstraído de la cotidianeidad
Atrapado por la modernidad
Siento tu llamado
Volteo
Susurras a mi oído
Tus encantos me seducen
Me maravillan tus milagros
Desvió mi camino
De la seguridad me alejo
La comodidad abandono
Me recuesto en tus pastos suaves y sedosos
Huelo tus flores jugosas y carnosas
Tus nubes curvilíneas me cubren
Tus redondos sol y luna me iluminan
Me deleita el cantar alegre de tus pájaros
El aullar triste de tus lobos me estremece
Me impresiona tu fuerza capaz de crear y destruir la vida
Mis ojos se cierran
Se tapan mis oídos
Se suaviza mi respiración
Siento mi corazón
A mi alma me acerco
Esta te envuelve
En la que proteges tus misterios
Tan desnudos pero tan ajenos a los ojos de los hombres
¿Cómo no haberlo pensado?
¿Por qué no busque y encontré antes?
Me acerco
Tomo la llave del cofre
Lo abro
Levanto lenta y suavemente su tapa
Energía celestial me invade
¡Que tranquilidad que paz!
¡Por fin!
Pero
Un trueno infernal retumba al unísono
¿Qué pasa?
Una fuerza aplastante me sujeta
Me aleja de ti
Tú, y mi alma se pierden en el horizonte
Todo es oscuridad y angustia
Lamentos apocalípticos de bestias llenas de ira y dolor me rodean
Abro mis ojos
Mi celular continúa sonando dentro de mi auto
Sigo prisionero en el trafico citadino
Sobre el Bulevar de Boca del Río, Veracruz
Contesto la llamada
Cuelgo
En la oficina en veinte minutos he de estar
Diez llamadas más tendré al llegar
Discúlpame
Lo siento
No tengo tiempo de atenderte
Me gustaría
Lo desearía
Pero
Mejor lo dejamos para otro día

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