domingo, 30 de agosto de 2009

MI VIVIR. POR JORGE ALEJANDRO VEGA



Después del holocausto apocalíptico
La calma regresa al océano de la mesura
Cantos celestiales de musas me arrullan en medio de imágenes abstractas y sin sentido
Son el alimento para mi alma, a pesar de ser purgante para mi razón
Es incomprensible, pero sensorialmente placentero
No puedo distinguir el placer del dolor
Ambos son estados de los que no puedo salir
Que te mantienen atrapado en un torbellino existencial
El cual conviertes en tu fortaleza de la soledad
Soledad en un limbo desértico
Entre la esperanza y la decepción
Entre la felicidad y la tristeza
Entre la vida y la muerte
Sin existir puntos medios
Viaje que no tuvo inicio y que no tendrá fin
Tiempo y espacio no existen
Lo relativo y lo absoluto se funden
Lo lógico y lo ilógico son sinónimos y antónimos a la vez
Toda la información utilitaria es fútil o etérea
Lo material y lo inmaterial son todo y nada
Me esfuerzo por localizar algo en la nada
La nada, mítica e interesante
Tan perenne y permanente como siempre y nunca
Mi mente se indigesta
Vomita y digiere conceptos tan útiles e inútiles
¿Qué soy, que no soy?
No logro responderme esas preguntas, de la que surge otra
¿Lograre saberlo algún día?

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