La navidad es una de las festividades mas globalizadas por el mundo, tanto por las religiones como la mercadotecnia. La celebramos a una semana de terminar cada año.
Tanto las naciones como las personas las celebramos de distinta manera.
Hay quienes por cuestiones personales, ideológicas o de cualquier otra índole deciden no celebrarla.
Hay otras más que incluso de oponen a la navidad, y tienen fuertes sustentos para ello, como que las mujeres sufren de mas estrés y trabajo en la cocina, por las cenas. Familias, que tienen tiempo sin reunirse y que pelean por viejos conflictos, los accidentes automovilísticos ocasionados por el consumo de alcohol, el aumento de crímenes o personas arrestadas por las festividades, el incremento del número de suicidios por la “depresión navideña”, etc.
En lo personal, considero que la navidad no debe ser una fiesta y una apología al consumismo, ni al hedonismo desbocado, y tampoco para incrementar los fanatismos religiosos que tanto daño han hecho al mundo.
¿Cómo es posible que la exaltada tierra santa sea una zona de guerra y muerte?
¿Cómo es posible que el gobierno judío que en esta fecha celebra el nacimiento de su redentor y liberador oprima, maltrate y mate al pueblo palestino?
¿Cómo es posible que en estas fechas se cometan actos terroristas?
En lo personal yo sí creo en la navidad, en mi navidad, creo que la navidad es una buena oportunidad, a unos días de que el año en curso concluya para hacer un recuento de este ¿Qué hicimos?, ¿Qué hemos dejado de hacer?, ¿Qué logramos y en que fallamos?
Es una oportunidad para reflexionar acerca de nuestra vida y concientizarnos en nuestro camino y rectificar, mejorar y sobre todo aprender de las enseñanzas que obtuvimos en este año.
Así mismo (a riesgo de no caer en el cliché) es una oportunidad que nos podemos dar para reconciliarnos con nosotros mismos y los demás, de perdonarnos y perdonar.
Y para hacerlo más verdadero, mas autentico, debemos darnos cuenta de que la navidad no es un día, no es una fiesta, no es una celebración, es un estilo de vida, que aunque difícil que parezca debemos de llevarlo a la práctica y vivirlo, aunque sea redundante, todos los días.
Conservar siempre esa llama en nuestros corazones que llamamos esperanza. Esa llama que cada vez se hace más necesaria ante el mundo sórdido en el que vivimos, y que depende de nosotros empezar a cambiarlo.
Les deseo lo mejor en esta navidad y espero que sus proyectos de vida sigan mejorando día con día. Feliz navidad para siempre.
Lo dejo con esta canción, que me gusta, aunque estoy intentando dejar la Coca Cola
http://www.youtube.com/watch?v=Qa1wrZoylTw&feature=related